jueves, 28 de octubre de 2010

Pero no sé decirte cómo será ahora mismo, ni cómo sonarán sus labios cuando besa, ni siquiera sabría describirte su risa cuando alguien lo mira y le dice te quiero. Porque te juro, mira, que daría ahora mismo todo el vino del mundo por el único trago de su boca en mi boca , si es que pudiera abrirse la habitación aquella del hotel olvidado. Pero sé que de todo lo que me dio esta muerte sólo queda el perfume de las flores de plástico que adornaban el cuarto del hotel. Y ahora tengo la certeza de que hoy la pasión se refugia en los brazos amados de la dulce rutina. Y en el café con leche y en la tos por la noche y en la mano que mide mi cansancio y mi fiebre. Mas nunca he olvidado la pasión de su nombre.

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