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Recuerdo
Y nada dura siempre. Ni siquiera este amor que te tengo y que me mata. Porque quererte ahora es sólo el polvo del recuerdo de ti. Un suave aroma perdido en mis bolsillos. Nada eres. ¿Dónde estás más allá de la nostalgia? Probablemente estés en el anhelo de los días aquellos cuando eran tus besos la merienda de mis tardes, el nombre que cerraba el calendario. Por más que cada día devoremos el olvido en la piel de otras mujeres, yo sé que recordarte es mi defensa, la última frontera de mi vida. El último consuelo del vencido. Por eso en esta tarde en que te mando esta carta a dirección desconocida, admito mi derrota y me someto a una historia que nunca hemos escrito y de la que nada queda ni se añora. Sé que amar es asunto en compañía. Que no hay besos si no hay labios que te busquen. Y no hay nada más cruel que los amores que confunden los cuerpos un día amados en el mismo recuerdo de la nada.
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