sábado, 2 de mayo de 2009

Ese dolor tan inesperado e indeseado, por algún motivo me abrió los ojos… sin darme cuenta…comprendí que no odiaba la puerta del armario. Odiaba mi vida, mi casa, a mi familia, mi patio, nada iba a cambiar no podía esperar nada nuevo. Y así fue. En este mundo donde estoy viviendo me asaltan cosas horribles, cosas sorprendentes y algunas veces cosas maravillosas me suceden constantemente…y no puedo confiar en nadie.

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